TSC1 proporciona neuroprotección frente a la isquemia tras un ictus.
Investigadores de la Universidad de Oxford han descifrado en ratas el origen de una capacidad innata del cerebro para protegerse del daño tras un ictus.
Los resultados del trabajo del equipo dirigido por Michalis Papadakis se publican en el último número de Nature Medicine.
El grupo británico ha identificado una prueba de que el cerebro tiene integrado un sistema de neuroprotección, la denominada neuroprotección endógena.
Los científicos comprobaron que la producción de hamartina (TSC1) permite que las células cerebrales sobrevivan a pesar de la falta de oxígeno y glucosa que se produce tras un accidente cerebrovascular.
El equipo descubrió que estimular la producción de hamartina ofrece una mayor protección a las neuronas. El primer firmante del trabajo, Alastair Buchan, explica: "El fenómeno está causalmente relacionado con la supervivencia celular. Si bloqueamos la hamartina, las neuronas mueren cuando el flujo sanguíneo se detiene. Si desbloqueamos la hamartina, las células vuelven a tener la capacidad de sobrevivir".
Finalmente, fueron capaces de identificar la ruta biológica a través de la cual actúa la hamartina para permitir que las células nerviosas hagan frente a los daños que se generan cuando no reciben glucosa ni oxígeno. El grupo señala que el conocimiento del mecanismo biológico natural que conduce a neuroprotección abre la posibilidad de desarrollar fármacos que imiten el efecto de hamartina.
Fuente: diariomedico.com